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Suspensión de las Vacunas COVID ¿Problema o Solución?

Actualizado: 20 may 2021



Los medios de comunicación están recogiendo en los últimos días la cuestión sobre si las patentes que protegen las vacunas contra el COVID deberían ser suspendidas al objeto de hacerlas más accesibles. Esta iniciativa ha sido recientemente apoyada por Joe Biden, presidente de Estados Unidos, en contra del criterio de la Unión Europea.


Los derechos de patente otorgan a sus titulares un monopolio temporal sobre una invención con el objeto de incentivar la investigación y la innovación. Podemos considerar que la rapidez con la que numerosas empresas privadas han llegado a obtener la vacuna contra el COVID es un éxito precisamente de este sistema. Los críticos sin embargo apuntan a que las farmacéuticas se han beneficiado de importantes ayudas económicas de los gobiernos para llevar a cabo esta tarea.


Dentro del contexto de la Organización Mundial del Comercio (OMC) existe un instrumento jurídico que permite la suspensión de los derechos de patente en casos de emergencia sanitaria. Este mecanismo ha sido solicitado por Sudáfrica e India, que están poco a poco sumando apoyos. Es sin embargo difícil que se apruebe esta suspensión dado que requiere el consenso de todos los miembros de la OMC, y ya consta la oposición de los países europeos.


Aunque la suspensión de los derechos de patente esta ganado popularidad, la realidad es que no parece que las patentes sean la principal barrera a la difusión de las vacunas. Hay otros asuntos meramente productivos o logísticos que son, sin embargo, de vital importancia, como la escasez de materia prima o de capacidad productora. A ello hay que sumar que el know-how adquirido por las farmacéuticas no está contenido en el derecho de patente, y que podrían negarse a compartirlo con la competencia.


La farmacéutica americana Pfizer ha llegado a declarar que la suspensión de la patente sería incluso negativa. Alegan que su vacuna requiere 280 materiales y componentes diferentes que se obtienen de 19 países de todo el mundo. Sin patentes, entidades con mucha menos experiencia que Pfizer en la fabricación de vacunas comenzarán a competir por los mismos componentes pudiendo agravar los problemas de escasez.


El sistema alternativo que se nos presenta es el de licencias, que pueden ser incluso decretadas por el gobierno (como ha sucedido en Israel con algunos tratamientos) o ser negociadas voluntariamente (como AstraZeneca con la india Serum). Estas licencias respetan los derechos de patente y prevén una compensación a su titular. Es posible que el apoyo de Estados Unidos a una suspensión sea simplemente una estrategia para motivar este tipo de iniciativas, menos disruptivas y más respetuosas con un sistema que , a pesar de sus defectos, nos ha dado hasta 19 vacunas diferentes en un tiempo récord.

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Adrián Esquivel

Esquivel & Martin Santos

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