El célebre artista underground y héroe contracultural Banksy, famoso por sus graffittis satíricos, está envuelto en una interesante batalla marcaria, que, como era de esperar, se está desarrollando de una manera bastante inusual.
Banksy, cuya verdadera identidad se desconoce pero al que se le atribuye la frase "el derecho de autor es de pringados" (copyright is for losers, en inglés) ha sin embargo solicitado varias marcas ante la Oficina Europea de Propiedad Intelectual de Alicante (EUIPO) por medio de su oficina de representación, Pest Control Office Limited. Estas marcas reproducen sus trabajos más icónicos, como por ejemplo, el lanzador de flores. Es precisamente esa marca la que ha sufrido una acción de cancelación iniciada por un fabricante de tarjetas de felicitación.
La empresa de tarjetas, llamada Full Colour Black, está especializada en la comercialización de merchandising con imágenes de Bansky. Entendemos que, dado que Banksy no cree en los derechos de autor y no licencia su trabajo, esta sociedad estaba explotando estas obras sin abonarle cantidad alguna. Desconocemos el inicio de la controversia pero apunta a que o bien el artista deseaba royalties o bien no quería que nadie comercializara con las imágenes. El caso es que Full Colour Black ha iniciado una acción de cancelación de la marca del lanzador de flores, con el argumento de que no está siendo utilizada en el tráfico económico.
El argumento de Full Colour Black es sensato. Al contrario del derecho de autor, que sí protege la obra de Banksy por el mero hecho de su creación, las marcas exigen para ser válidas un registro y un uso en el mercado para distinguir productos o servicios - algo que ni Banksy ni Pest Control Office están haciendo por el momento.
Quizás sea esta la razón por la cual el mes pasado abrió en Londres una tienda llamada Gross Domestic Product (un juego de palabras que puede significar Producto Interior Bruto o bien Producto Interior Asqueroso) que, aunque no abre al público, remite a una página de internet donde se pueden adquirir de manera limitada y bajo registro utensilios inspirados por la obra de Banksy.: https://shop.grossdomesticproduct.com/
En el catálogo encontramos relojes, tazas, o incluso una lápida, todos los cuales ya están agotados.
Esta es una estrategia poco habitual para acumular evidencia de uso de la que no existen muchos precedentes. Ahora es el turno de la EUIPO determinar si la venta irónica de estos objetos computa realmente como uso en el tráfico económico, o si más bien le parece una burla al sistema marcario (somos más partidarios de los segundo). En cualquier caso, parece que este no es sino el comienzo del camino de Banksy en el proceloso mundo de la propiedad intelectual.
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